Atención Plena
- Kik Garzia

- Oct 2
- 2 min read
La atención plena es un regalo que casi siempre dejamos olvidado en medio del ruido. Significa estar presente en cada instante: al saborear una comida sin distracciones, al escuchar con todo el corazón a alguien querido, al sentir el aire fresco en la piel o al notar la calma en tu propia respiración.
Su grandeza está en que convierte lo cotidiano en extraordinario, porque nos devuelve a lo único que realmente tenemos: el aquí y el ahora.
Cuando vivimos atrapados en pantallas, nuestra mente se acostumbra a la dispersión constante. Saltamos de video en video, de noticia en noticia, de mensaje en mensaje… y con ello se fragmenta nuestra capacidad de concentración, de calma y de gozo verdadero.
El consumo digital excesivo roba espacio mental y emocional, nos aleja de lo auténtico, nos llena de ansiedad y nos arranca la oportunidad de conectar con nosotros mismos y con los demás.
Practicar la atención plena en las cosas pequeñas —lavar los platos escuchando el agua, caminar prestando atención a cada paso, mirar a los ojos cuando alguien nos habla— nos ayuda a sanar, a reducir la ansiedad y a reconectar con nuestra esencia. Es un antídoto contra la prisa y contra el desgaste que produce vivir pendiente de un mundo digital infinito, pero vacío.
El presente es un refugio al que siempre podemos volver. Y aunque ese primer paso para reducir pantallas parezca difícil, aunque al principio cueste estar en silencio contigo mismo, es ahí donde empieza la verdadera libertad.
Permítete intentarlo: apaga el celular unos minutos antes de dormir, sal a caminar sin música ni notificaciones, escucha tu respiración. Hazlo por ti, por tu mente, por tu paz.
Ese pequeño acto puede ser el inicio de un gran cambio. Y entonces descubrirás que la vida, sin pantallas, es más luminosa, más real y mucho más tuya.



Comments